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Lecturas del 6 de Abril al 12 de Abril



LUNES 6 DE ABRIL


UN BUEN SOLDADO

• 2 TiMOTEO 2:1-13 •

Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Éstas fueron importantes palabras de aliento. Pablo sabía que Timoteo necesitaría fortaleza y resistencia para cumplir el llamado que Dios le dio. Dios siempre está ahí para darnos fuerzas.


No hay nada que pueda hacernos tan fuertes como decir: “soy un soldado de Dios en Cristo Jesús”.


Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.


Dios le dio ministerio a Timoteo, no para que lo guardara, sino para que se lo pasara a otros.

Persevera en Dios con la actitud de un soldado.

Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.


Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida: Timoteo debe tomar la actitud de un soldado, quien voluntariamente se desenreda de las cosas de la vida civil.


Un soldado tiene que renunciar a muchas cosas. Algunas de ellas son cosas malas (orgullo, independencia, voluntad propia), y algunas de ellas son cosas buenas (su hogar, su familia). Sin embargo, si un soldado no está dispuesto a renunciar a estas cosas, no es realmente un soldado.


El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.


Al decirle a Timoteo que tenga la actitud de un labrador, Pablo hace énfasis en el hecho de que los labradores trabajan primero.


Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.


Pablo da tres ilustraciones de la vida cristiana – un soldado, un atleta, un labrador.

• El soldado que deja de pelear antes de que termine la batalla nunca verá la victoria.


• Un atleta que deja de correr antes de que termine la carrera nunca ganará la carrera.


• El labrador que deja de trabajar antes de que la cosecha esté completa nunca verá el fruto de sus cosechas.


Palabra fiel es esta: Si somos muertos con Él, también viviremos con Él; Si sufrimos, también reinaremos con Él; Si le negáremos, Él también nos negará. Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a Sí mismo.

 

MARTES 7 DE ABRIL


¡TERCOS, DUROS DE CORAZÓN Y TORPES DE OÍDOS!

• HECHOS 7:51-60 •


Siempre han desobedecido al Espíritu Santo (V. 51c)


Después de esta amonestación de Esteban, prácticamente no queda más qué decir. Son las palabras precisas para este tiempo que estamos viviendo. El mundo está en angustia, incertidumbre, aflicción, crisis económica, cuarentena, pero, aun así, se niega a escuchar la voz de Dios. La Palabra de Dios se comparte por todos los medios en estos días. Pero, es sorprendente ver como muchos se niegan a escuchar Su voz y siguen actuando en su propia sabiduría y parecer.


Los gobiernos de todo el mundo han impartido instrucciones específicas sobre nuestro actuar, pero los tercos, duros de corazón y torpes de oídos, siguen ignorando la voz de Dios, la de sus gobernantes y la del pueblo de Dios que les comparte las Buenas Nuevas de Paz.


La actitud ahora debe ser: ¡OBEDECER! No por obligación, por convicción, por amor, por salvación. Obedecer significa “saber escuchar”. Entonces, escuchemos con toda atención, acatando las instrucciones del Creador: “Ve a tu casa, pueblo mío, ¡y pon cerrojo a tus puertas! Escóndete por un breve tiempo, hasta que haya pasado el enojo del Señor” (Isaías 26:20 NTV); cumpliendo los decretos de nuestros gobernantes: “Todos deben obedecer a las autoridades del gobierno, porque Dios es quien les ha otorgado el poder. No hay ningún gobierno que Dios no haya establecido” (Romanos 13:1 NBV).


Si tú eres de aquellos soberbios, rebeldes y sordos a la Palabra, oro a Dios para que abra tus oídos y entendimiento y puedas amarle y obedecerle, acercándote a Él, creyendo que Jesús es el Salvador. Y si eres uno de los que está predicando a otros para llevarlos a la cordura y los pies de Cristo, pero te has desanimado por su rechazo, te animo a revestirte del poder del Espíritu Santo, igual que Esteban, y seguir sin importar las consecuencias.


¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! (V. 60b)


 

MIÉRCOLES 8 DE ABRIL


EL CRISTIANISMO ES CRISTO

• COLOSENSES 2:1-7 •

El cristianismo oscilaba entre: Convertirse en una filosofía o, en un rito. Jesús se calificó como el Agua de Vida. Por eso, necesitamos estar prevenidos contra estas tendencias. El cristianismo es Cristo. Esta situación causó gran conflicto en el corazón de Pablo. Los cristianos podían escoger una de esas direcciones; esto produjo la extinción de la iglesia en Colosas, e hizo de Laodicea la más débil de las siete de Asia Menor. Este peligro persiste en la actualidad, por eso, se necesita mucha oración por la Iglesia.


Pablo lucha para que se reconozca a Jesucristo como el Gran Tesoro en donde se esconden la sabiduría y el conocimiento. La clave para la realización de la vida cristiana es profundizar una relación de amor íntima con Cristo Jesús. Se trata de una unión vital con Cristo. «Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él» (V. 6); esta es la clave para una viviente y vibrante vida cristiana.


Pablo advirtió que no se dejaran engañar por palabras y argumentos persuasivos o capciosos. «Engañar» implica convertir a alguien en una víctima. Las palabras persuasivas forman parte de una oratoria elaborada y agradable, pero engañosa.


Cuando fuimos bautizados, identificados y unidos a Cristo, se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Este hecho es lo que trae unidad a la iglesia. El Espíritu Santo ya ha hecho esa unidad. Él coloca a todos los creyentes en un cuerpo y a nosotros se nos pide que, como un cuerpo, conservemos la unidad del Espíritu. Nuestro problema hoy es que no la estamos guardando.


Así como una planta se aferra a la tierra a través de sus raíces adquiriendo la fuerza de una casa, debemos arraigarnos, sobreedificarnos y confirmar nuestra fe en Cristo Jesús, abundando en acciones de gracias.


Todo lo que necesitamos está en Cristo. Él es el depósito de todo el conocimiento.

 

JUEVES 9 DE ABRIL


DIOS EXAMINA MI VIDA

• SALMOS 26 •


Lo que expresa David es que él tenía la integridad como principio, y andaba en ella como práctica. No es suficiente declamar un buen andar, sino que es necesario vivir en consecuencia.

“Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?”

En base a este estilo de vida, él estaba dispuesto a pasar por una prueba de carácter, el Examinador es nada menos que el mismo Dios, ante Quien no hay cosa oculta.

Una proclamación de integridad...

“No me he sentado con los hombres hipócritas. Aborrecí la reunión de los malignos...”. La conducta expresada en el cuidado a la hora de elegir relaciones amistosas era una manifestación esencial de integridad para David. “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado”, lo que pone en claro que para Dios las buenas relaciones marcan la diferencia.

Más adelante eleva una petición a Dios...

“Jehová, la habitación de tu casa he amado... No arrebates con los pecadores mi alma, ni mi vida con hombres sanguinarios...”. Considerando su deseo de vivir en integridad, David entiende que Dios debe guardarlo del castigo destinado a los malos. Su oración estaba basada en su limpia conciencia.


Su propósito de vida...

“Mas yo andaré en mi integridad; redímeme, y ten misericordia de mí”.


Es toda una declaración de propósito la que David hace al decir: “Mas yo andaré en integridad”. Ante una sociedad sin valores ni principios, el hijo de Dios puede expresar sencillamente “trataré de hacer una diferencia”.


Una persona con integridad no divide su lealtad (eso es duplicidad), ni finge ser de otra manera (eso es hipocresía). La gente con integridad es gente completa; puede identificarse por tener una sola manera de pensar. Las personas con integridad no tienen nada que esconder ni nada que temer. Sus vidas son libros abiertos.

 

VIERNES 10 DE ABRIL


¿ERES O NO ERES?

• ROMANOS 6:1-14 •


Debemos examinarnos a nosotros mismos en cuanto a nuestra conversión a Jesucristo, porque estamos en una realidad actual donde vemos que no todos los que están en los templos forman parte de la Iglesia, por eso debes examinar hoy tu fe.


Para esto lo primero que debes entender es lo que significa una verdadera conversión y no quiero dar un mensaje acusatorio; sino uno que te permite llevar tu vida a una convicción de que eres un hijo de Dios y que estás viviendo tu vida como tal y esto sólo viene a través del Espíritu Santo a tu corazón.


Lo segundo que quiero que entiendas es que cuando tú dices que eres cristiano las demás personas deben ver que en verdad has tenido un encuentro personal con el Dios Todopoderoso, lo que genera un impacto que cambia tu vida y que conlleva a la decisión de bautizarse. Y es que tu vida no puede ser un juego, no puedes jugar a ser cristiano por tus palabras; cuando tienes un verdadero encuentro con la Palabra de Dios y la atesoras en tu corazón, empiezas a tener una transformación que presenta conversión y que, expresa reconocer y conocer el mensaje del evangelio, porque la Palabra de Dios es tan perfecta que convierte el alma.


La conversión es un cambio de la naturaleza de tu corazón, donde tus afectos, tus deseos e intenciones son radicalmente transformados; esto se produce cuando escuchas, lees o ves el mensaje del evangelio. Puede ser una palabra tan sencilla como “Dios te Ama”, pero cuando es tomada por el Espíritu de Dios, esta palabra es llevada a lo profundo de tu alma y llegas a comprender que alguien pagó un precio de sangre y muerte por ti.


Entonces, tu corazón empieza a transformarte inexplicablemente a amar lo que Dios Ama y a odiar lo que Dios odia.


En Tu misericordia, Señor, está mi salvación, permite que seamos transformados a Tu imagen y semejanza.

 

SÁBADO 11 DE ABRIL


DIGNOS DE ALGUNA DIFICULTAD

• SANTIAGO 1:2-11 •


¿Cómo podemos considerarnos dichosos, cuando enfrentamos dificultades? Esa es la pregunta que nos hacemos, cuando leemos este capítulo de la Biblia.

La dicha y el gozo no pertenecen a la emoción, es más bien un estado espiritual que se vive al interior, sin importar la situación que se pueda estar viviendo. Algunos desprecian la prueba pues se consideran perfectos a sí mismos y sin necesidad de perfeccionamiento.


Todo hombre que camina hacia Dios encontrará pruebas que Él mismo dispone para fortalecer nuestra fe y quebrantar nuestra naturaleza carnal. Es una dicha que Dios nos considere DIGNOS DE ENFRENTAR ALGUNA DIFICULTAD, porque ésta sólo puede revelar la profunda obra de Dios en nuestros corazones y vidas.

Dios no nos tienta, pero sí nos examina, porque entiende que la prueba de nuestra fe produce constancia, perseverancia y paciencia, para seguir en la buena batalla de la fe. Sólo a través de la constancia, la fe puede llevar a término el perfeccionamiento de nuestro ser, para llegar a una entrega completa; sólo cuando el hombre lo ha entregado todo con devoción y amor, se encontrará completo, sin necesidad alguna, sin deseo, para que la perfección de Dios se haga evidente.

Finalmente, quien vive por su intelecto o su emoción, no piense que va a recibir algo de Dios, no lo recibirá porque no entiende lo que pide, no sabe y en su ignorancia pide para satisfacer una necesidad pasajera, es indeciso e inconstante en todo lo que hace, porque su mente como caballo desbocado no sabe a dónde ir, un día trabajará en algo, y al día siguiente lo cambiará, un día dice haré esto y al otro lo dejará, porque su ser se encuentra dividido, no ha sido perfeccionado, no ha sido quebrantado. Sólo un corazón quebrantado por el Amor y la Disciplina de Dios puede descubrirse constante, pleno, decidido para pedir con fe, aquello que es conforme a la Voluntad divina.

 

DOMINGO 12 DE ABRIL


UN TRUEQUE INJUSTO

• MATEO 27:21-31 •


En la antigua Mesopotamia, la primera forma de comercio fue el intercambio de bienes; por ejemplo, un arma de caza por un abrigo de piel o un saco de trigo por una porción de sal. Una persona entregaba algo que tuviera en exceso y de lo que pudiera prescindir, a cambio de algo que no tenía y que le resultaría útil. A esta práctica se le conoció como el trueque. La condición básica para efectuar un trueque era que la cantidad y la calidad de los artículos intercambiados fueran equivalentes; de lo contrario, el trueque se consideraría injusto.


Mateo, el autor del evangelio que lleva su nombre, nos narra el trueque más injusto de la historia: el Justo a cambio de un criminal, el Obediente muriendo en el lugar del rebelde.


—¿A cuál de los dos quieren que les suelte?— preguntó el gobernador. (Mateo 27:21, NVI).

La pregunta del gobernador Pilato resulta escandalosa al asumir que Jesús y Barrabás son equivalentes, que se pueden poner en la misma balanza y escoger a cualquiera de los dos. Sin embargo, más escandaloso es entender que quien perdonó al culpable y castigó al inocente no fue Pilato, sino el Gobernador Supremo: Dios Padre.


Entonces les soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar, y lo entregó para que lo crucificaran. (Mateo 27:26, NVI).


John MacArthur lo describe así: Dios trató a Su Hijo como a un pecador, para poder tratar a los pecadores como hijos.


Este trueque tan injusto sigue disponible para ti y para mí. Aún podemos venir a los pies de Cristo y ofrecer nuestra vergüenza a cambio de Su esperanza, nuestra miseria a cambio de Su gloria, nuestro temor a cambio de Su seguridad y nuestro pecado a cambio de Su perdón.

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