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UN CLAMOR POR LA AYUDA DE DIOS

SALMO 3

Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo.


Los enemigos de David buscaban dañarlo, destruirlo, matarlo. Él pudo haber confiado en su ejército para derrotar a Absalón, pero, en vez de ello, dependió de la misericordia de Dios, sabiendo que encontraría paz con cualquier resultado que obtuviera y que prevalecerían los propósitos de Dios. Podemos vencer el miedo cuando pedimos a Dios misericordia en nuestra hora más oscura, en los momentos en que somos perseguidos o sufrimos injustamente.


David huía de Absalón, su hijo rebelde, y de los traidores que querían matarlo. Cuando las circunstancias se vuelven contra nosotros pensamos que Dios también está en contra nuestra, pero David nos recuerda que es todo lo contrario, Dios es el único que está con nosotros.

Por lo tanto no culpe a Dios: ¡búsquelo!


David expresó poéticamente su confianza de que Dios escucharía su oración en medio de su aflicción, en los momentos que más lo necesitara.


¡Qué difícil conciliar el sueño fácilmente en medio de una crisis! David pudo haber pasado noches en vela cuando su hijo Absalón se rebeló y reunió un ejército para matarlo, sin embargo, durmió tranquilamente, aun en medio de la rebelión.

¿Qué marcó la diferencia? David clamó a Dios y Él lo escuchó. La seguridad de una oración contestada da paz y confianza. Es fácil dormir bien cuando aceptamos, con plena seguridad, que Dios tiene las riendas de las circunstancias.


Si pasa la noche despierto, preocupado por no poder cambiar las condiciones, derrame su corazón delante de Dios y agradézcale que Él lleve las riendas de todo. Luego, ¡descanse!


David fue abofeteado, insultado y simplemente pedía un tratamiento igual para sus enemigos. Lo hizo no por venganza personal, sino en nombre de la justicia de Dios.


El versículo 8 muestra la humildad que yace detrás de las palabras de David. Se dio cuenta que tener fe en Dios, era la respuesta a su pregunta acerca del éxito que el malvado había adquirido injustamente.

Oremos: Dios, en la dificultad Tú eres mi refugio, mi pastor, nada me faltará, si te tengo a Ti lo tengo todo; no permitas que nunca pierda la fe, ni la confianza en tu Palabra.

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