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SIEMBRA PARA AGRADAR AL ESPÍRITU

Gálatas 6:8-11


“Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe”

Si siembras pereza, orgullo, vanidad, vanagloria, odio, rencor, envidia, disensión, contienda, mentira y engaño, cosecharás para ti mismo los frutos, de ello, y luego no digas: ¿Por qué vivo esto o lo otro? Son el resultado de lo que has sembrado en tu mente y corazón, lo que siembras para lo que no es eterno no dura; siembra placer en tu alma y cosecharás lo único que el placer pasajero puede darte, pero nunca perdurará, buscar ese placer será tu destrucción. Pero si, por el contrario, siembras para agradar al Espíritu, con amor, paciencia, perseverancia, dominio propio, fe, bondad, alegría, fidelidad, entonces cosecharás del Espíritu vida eterna.


Para el alma es fácil cansarse de hacer lo bueno, porque la semilla del Espíritu demora en dar su fruto, mientras que, lo que se siembra en la naturaleza carnal, da una recompensa rápida, pero así mismo, poco duradera. Lo que se siembra en el Espíritu dará fruto a su debido tiempo, no en el tiempo en el que el hombre espera, pues nuestro tiempo es limitado, mientras que el tiempo de Dios es eterno; lo que cosecharemos, si no nos damos por vencidos, será eterno.

Actuar bien, proviene de una vida de oración constante; sólo una conciencia despierta en Cristo, puede hacer bien, pues este bien, es en sí mismo su esencia. Algunos pueden imitarlos, pero sus intenciones y frutos, pronto saldrán a la luz. Aprovechemos cada oportunidad que tenemos para obrar conforme Dios lo dispone, en amor y bondad.


Por último, su intención era clara, la de exhortarles y que quedara clara la importancia de lo que les escribía.
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