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Lecturas del 6 - 10 de Septiembre


LUNES 6 DE SEPTIEMBRE


LO QUE SIGNIFICA BENDECIR AL SEÑOR

• Salmos 103: 1 •




El salmo empieza y termina con el salmista predicándole a su alma que bendiga al Señor —y también a los ángeles y a los ejércitos celestiales y a las obras de las manos de Dios—


El salmo está asombrosamente enfocado en bendecir al Señor. ¿Qué significa bendecir al Señor? Significa hablar bien de su grandeza y bondad.


Lo que David hace en el primer versículo y en los últimos, donde dice «bendice, alma mía, al Señor», es decirnos que hablar de la bondad de Dios y su grandeza debe venir desde el alma.


Bendecir a Dios con la boca pero sin el corazón sería hipocresía. Jesús dijo: «Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de mí» (Mateo 15:8). David conocía este peligro y se predicaba a sí mismo para que esto no sucediera.


Ven, alma mía, mira la grandeza y la bondad de Dios. Acompaña a mi boca, y alabemos al Señor con todo nuestro ser.



 

MARTES 7 DE SEPTIEMBRE


ESPERANZA PARA OBEDECER MANDAMIENTOS DIFÍCILES

• 1 Pedro 3: 10-11 •


Hay solo una razón básica por la cual desobedecemos los mandamientos de Jesús: porque no confiamos en que la obediencia nos traerá más bendición que la desobediencia. No confiamos plenamente en lo que Dios prometió.


¿Qué prometió Dios? Pedro lo enseña de este modo:


No [devolváis] el mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien [bendecid], porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición. El que quiere amar la vida y ver días buenos... apártese del mal y haga el bien.

(1 Pedro 3:9-11).


Siempre estaremos mejor en obediencia que en desobediencia, incluso si obedecer nos costara la vida:


En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo... junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna (Marcos 10: 29-30).


La única forma de obtener el poder necesario para seguir a Cristo en el costoso camino del amor es estar llenos de esperanza, y con la plena confianza de que si perdemos nuestra vida haciendo su voluntad, la volveremos a encontrar y seremos recompensados abundantemente.



 

MIÉRCOLES 8 DE SEPTIEMBRE


EL SIGNIFICADO DE LA RESURRECCIÓN

• Romanos 10: 9 •


El significado de la resurrección es que Dios está a nuestro favor. Su objetivo es afianzar una relación estrecha con nosotros, y vencer nuestro sentido de abandono y distanciamiento.


La resurrección de Jesús es la declaración de Dios a Israel y al mundo de que nosotros no podemos abrirnos camino hacia la gloria, pero que su intención es hacer lo imposible para que lleguemos allí.


La resurrección es la promesa de Dios de que todos los que confíen en Jesús serán beneficiarios del poder de Dios que nos conduce por el camino de justicia y a través del valle de sombra de muerte.


Por lo tanto, creer de corazón que Dios levantó a Jesús de entre los muertos implica mucho más que la aceptación de un acontecimiento: implica la confianza en que Dios está a nuestro favor, en que él ha afianzado una relación estrecha con nosotros, en que él está transformando nuestra vida y en que él nos salvará para su gozo eterno.


Creer en la resurrección implica creer en todas las promesas de vida y de esperanza y de justicia por las que la resurrección tuvo lugar.


Significa estar tan confiados en el poder y amor de Dios que ningún temor a perder bienes mundanos ni la codicia por las ganancias de este mundo podrán tentarnos a desobedecer a su voluntad.


Esa es la diferencia entre Satanás y los santos. Oh, Dios quiera circuncidar nuestros corazones para que lo amemos y hallemos descanso en la resurrección de su Hijo.



 

JUEVES 9 DE SEPTIEMBRE


JESÚS ES LA PERSONA QUE BUSCAN

• Mateo 28: 18-20 •



El último capítulo de Mateo es una ventana que se abre ante el glorioso amanecer del Cristo resucitado. A través de ella, se pueden divisar al menos tres cimas imponentes en la cordillera del carácter de Cristo: la cima de su poder, la cima de su bondad y la cima de su resolución.


Todos sabemos en nuestro corazón que si el Cristo resucitado ha de satisfacer nuestro deseo de admirar la grandeza, Él debe ser grandioso.


La gente que es demasiado débil para llevar a cabo sus planes no puede satisfacer nuestro deseo de admirar la grandeza. Admiramos aún menos a las personas que no tienen metas en la vida. Y todavía menos a aquellos cuyos planes son meramente egoístas y crueles.

Anhelamos ver y conocer a una Persona cuyo poder es ilimitado, cuyo corazón es sensible y bondadoso, y cuyo propósito es único y firme.

Los novelistas y los poetas y los guionistas de películas y de programas de televisión, de vez en cuando, crean una sombra de esta Persona. Pero no pueden satisfacer nuestra sed de admirar más que lo que la revista National Geographic de este mes puede satisfacer mi deseo de ver el Gran Cañón.

Necesitamos lo verdadero. Debemos ver el Original de todo poder y bondad y propósito. Debemos ver y adorar al Cristo resucitado.



 

VIERNES 10 DE SEPTIEMBRE


LA FELICIDAD INCONMOVIBLE DE DIOS

• Juan 15: 11 •



Dios es absolutamente soberano:


«Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place»

(Salmos 115:3).


Esto quiere decir que Dios no está frustrado. Se regocija en todas sus obras cuando las contempla como colores del magnífico mosaico de la historia de la redención. Su felicidad es inconmovible.


Lo que lo hace feliz es el deleite que tiene en sí mismo. Antes de la creación, Dios se regocijaba en la imagen de su gloria reflejada en la persona de su Hijo. Luego, el gozo de Dios «se hizo público» en las obras de la creación y de la redención.


Estas obras llenan de gozo el corazón de Dios porque son un reflejo de su gloria. Todo lo que él hace tiene el fin de preservar y manifestar su gloria, porque es en ello que su alma se regocija.


Todas las obras de Dios culminan en la alabanza de su pueblo redimido. El clímax de su felicidad es el deleite en los ecos de su excelencia producidos por la alabanza de los santos. Esta alabanza es la consumación de nuestro propio gozo en Dios.


Por consiguiente, la búsqueda de Dios de nuestra alabanza y nuestra búsqueda del gozo en Él son la misma búsqueda. ¡Este es el maravilloso evangelio!


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