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Lecturas del 17 al 23 de Febrero



LUNES 17 DE FEBRERO


La Iglesia verdadera

• 1 Timoteo 1:3-11 •


Algunos acostumbran a hacer exactamente lo contrario de lo que pregonan, pero se debe pensar correctamente para poder actuar en igual forma, si así no se hace, su engaño se descubrirá pronto.


Esto sucedía en la iglesia local, lo que obligó a Pablo a escribirle a Timoteo que estaba en Éfeso, para que detuviera esas falsas doctrinas que los judíos convertidos pregonaban, pero practicaban lo previsto en la Ley de Moisés; Pablo determinó que la doctrina era única y así debía presentarse siempre.


Doctrina son las enseñanzas de la Iglesia. Recordemos que después de Pentecostés, perseveraban en la doctrina de los apóstoles, uno de los 4 aspectos que caracterizaron esa iglesia: (1) la doctrina de los apóstoles; (2) la comunión unos con otros; (3) las oraciones y, (4) el partimiento del pan, es decir, la cena del Señor. Estas son, las «huellas dactilares» de la iglesia y, ésta no será, verdadera iglesia de Cristo, si su doctrina no es la de los apóstoles.


Pablo refutaba esas falsas enseñanzas, combatiendo las religiones de misterio e idolatría que predominaban en Éfeso y, a los legalistas que, enseñaban la Ley como medio para obtener la salvación. Decía que la Ley cumplía un propósito, pero Dios no la entregó como un medio de salvación. La Ley condena; revela al hombre que es un pecador y que necesita un Salvador. Bajo la Ley la mejor persona del mundo está condenada, pero bajo el evangelio el peor ser humano puede ser justificado si cree en Cristo.


La Ley fue dada no a los justos, y sólo quienes son rebeldes, la rechazan. La prohibición «no matarás» no fue dada al hijo de Dios que no ha pensado en matar. Se dio a quien, en su corazón es un asesino. La Ley es para los inmorales, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros. Aquellos que vienen a Cristo no son salvos por la Ley, sino por la Gracia.



 

MARTES 18 DE FEBRERO


NUESTRA NUEVA IDENTIDAD


• DEUTERONOMIO 6:20-25 •


Podemos afirmar que somos hijos de Dios, los que por fe hemos aceptado a Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. El aceptar por fe el sacrificio de Cristo en la cruz nos convierte en “hijos de Dios”. Pero este nuevo nacimiento espiritual, el mundo no lo comprende, y le parece presunción, arrogancia y soberbia.


Nuestra decisión por seguir a Cristo, nos da el derecho de presentarnos ante Él, en cualquier momento y circunstancia, para adorarle, honrarle con nuestras alabanzas, como también presentarle nuestras necesidades y peticiones. Afirmar que somos hijos de Dios no significa pecar de soberbia o de orgullo espiritual. No llegamos a ser hijos de Dios por nuestros propios méritos, por muchas buenas obras y generosos gestos que podamos tener. Los hijos de Dios sólo podemos afirmar con humildad que la gracia del perdón de nuestros pecados se acepta como un regalo no merecido, por parte de Dios. Así que, sólo nos podemos jactar del maravilloso Salvador que tenemos, Cristo Jesús.

¿Cómo era nuestra identidad antes de conocer a Cristo como nuestro salvador?:


IDÓLATRAS (Gálatas 4:8), MUERTOS (Efesios 2:1), TINIEBLAS (Efesios 5:8), EXTRAÑOS Y ENEMIGOS (Colosenses 1:21), LLENOS DE MALDAD (Tito 3:3)


La Palabra de Dios dice cual es nuestra identidad a partir del momento que recibimos a Cristo:


Ahora somos hijos de Dios por el amor del Padre hacia nosotros: Nuestra nueva identidad es que somos hijos de Dios, no por nuestros méritos, no porque hayamos hecho algo especial, o por ser buenos, sino porque el Padre nos amó y mandó a su Hijo para morir por nosotros en la cruz.


Somos hijos de Dios y tenemos que amar a nuestros hermanos: La identidad del verdadero cristiano es el amor, y primeramente amor por nuestros hermanos, recordemos lo que Jesús nos enseñó: Padre nuestro, no Padre mío, para que sepamos que tenemos hermanos que son hijos de Dios también y debemos amarlos.


 

MIÉRCOLES 19 DE FEBRERO


Cantemos Agradecidos

• Salmos 147 •

El salmista expresa un pequeño conocimiento del Señor; cuando expresa lo bueno, lo grande, lo fiel, lo poderoso que es Dios, pero también expresa lo bien que hace a nuestra alma el cantar canciones a nuestro Dios. Trata de leer las cualidades de Dios cantando verás como se sentirá tu alma.


Si te sientes confundido y no entiendes tu situación, recuerda que Dios la conoce, es más, hasta comprende perfectamente todos tus sentimientos internos, pero debes acercarte a Él.


No hay nada más satisfactorio para nuestra alma al llegar a Jesus y pasar por la puerta para entrar confiadamente al trono de gracia buscando el oportuno socorro de papá Dios, para que estando allí caigamos rendidos a sus brazos y seamos sinceros con Él y le expresemos nuestros agradecimientos, preocupaciones, angustias, deseos, pero no olvidando lo bueno que Él es, pues desde un principio se ha ocupado de buscar la manera de tenernos a Su lado.


A todos nos hace bien tener una pausa como la de este devocional para reconocer las misericordias de Dios, y contemplar el corazón de Jesús, porque Él nos entiende, porque se hizo hombre al igual que nosotros y Él quiere y hace que el resultado de tus batallas o dificultades te favorezcan; lo normal es que nosotros queramos saber ¿cómo lo hará?, pero de eso se trata nuestra vida, de soltar el control y cantar de Él lo bueno, lo poderoso, lo fiel, lo grande, lo misericordioso, que es.


Nuestro Dios es un romántico con nosotros, mira lo que nos dice su palabra: El SEÑOR tu Dios está en medio de ti. Él es un guerrero que da la victoria; con regocijo demostrará su alegría por ti. Tendrá un nuevo amor por ti. Festejará por ti con cantos alegres, Sofonías 3:17.

Dios canta sobre ti.


Nuestro Dios cánta a nuestro corazón como un enamorado. Tu entendimiento de Dios es ilimitado, pero Él nos comprende por completo.

 

JUEVES 20 DE FEBRERO


IDENTIFICADOS CON CRISTO

• 1 Pedro 4:1-11 •


El apóstol Pedro dejó en claro que cuando la vida se presentaba fácil, existía el peligro de dejarse llevar por una forma de pensar que considerara como si cada bendición de la vida nos fuera debida. Y así llegamos a un punto en el que no apreciamos o valoramos nuestra vida.


Dios permite que sus hijos sufran para guardarnos del pecado y para enseñarnos el valor apropiado de la vida. El nos somete a prueba para acercarnos y darnos una nueva dirección y un empuje para la vida. Este es el propósito del sufrimiento.

Estamos seguros que muchos de nosotros hemos pasado personalmente por esta experiencia. El sufrimiento nos guarda del pecado. Él estaba diciendo que hemos sido librados del pecado. Ahora, eso indica que Dios ha realizado una provisión adecuada para usted y para mí, para que podamos vivir la vida cristiana.


Con sus palabras presenta de forma muy clara, que nosotros hemos renacido por la Palabra de Dios, y esto producirá un hijo de Dios. Y ese hijo de Dios ahora tiene una nueva naturaleza, para no vivir más en el pecado.


Finalmente, el apóstol Pedro dijo entonces que usted está ahora identificado con Cristo. Cuando usted vino al Señor Jesucristo experimentó un nuevo nacimiento espiritual. El Espíritu de Dios le bautizó, es decir, que lo ha unido e identificado con Cristo.


¿Cree usted que es realmente un hijo de Dios que tiene una nueva naturaleza? ¿puede continuar viviendo en el pecado?


Sabemos que la Palabra de Dios, es VIVA y EFICAZ, y esta reflexión del día, le sirve para saber si realmente está identificado con Cristo.


 

VIERNES 21 DE FEBRERO

Renovación espiritual

• 2 Crónicas 16:1-14 •


1. Conocimiento de la Palabra de Dios.

2. Ser guiado e inspirado en las Sagradas Escrituras. Y vimos cómo el rey Asa, temiendo la amenaza de Baasa, rey de Israel, decidió hacer alianza con Ben-adad, rey de Siria, quien estaba en Damasco. Actitud que no fue aceptada por el Señor, y entonces Dios envió al vidente Hanani a Asa, para que le hablara y le reprendiera. Ahora, ¿por qué reprendió Dios a Asa? Sencillamente, por su falta de fe.


3. Fe, la fe en Dios. No una fe en métodos, ni en el hombre, ni en una iglesia; ni siquiera la fe en un sistema o en una organización; sino una fe en Dios mismo. Hanani le dijo al rey Asa que los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar Su poder a favor de los que tienen un corazón perfecto para con Él. Esto significa que Dios está buscando a un hombre o a una mujer que crea en Él. ¿No le agradaría ser esa persona que cree en Dios? Dice Hebreos 11:6 sin fe es imposible agradar a Dios.


V. 10: Asas no aceptó la reprensión de Dios. ¿Por qué? Porque no creyó en ella, no tuvo fe, ni dependencia de Dios. Podemos ver que Dios castigó a Asa con una enfermedad, V. 12: Su enfermedad fue grave y su estado, crítico. El problema fue en que en todo este asunto él no recurrió a Dio; Asa llamó al médico pero no a Dios. Fue sorprendente y grave ver a un hombre que había experimentado una renovación, y que sin embargo no estaba en ese momento en una relación de compañerismo con Dios, ni viviendo por la fe.


Vivir por fe significa tener una fe viva y permanente en Dios. Implica llevar nuestros problemas y dificultades ante el Señor. En conclusión, diremos que el reinado de Asa experimentó el toque de una renovación espiritual. Este rey recorrió una parte del camino con Dios y, sin embargo, Dios le utilizó.


El conocimiento de la Palabra, la guía y la fe nos llevarán a tener victorias en medio de nuestras dificultades.

 

SÁBADO 22 DE FEBRERO


“EL LLAMADO Y LA RESPUESTA”

• Juan 1:43-51 •


Jesús, encontró a Felipe y le llamó: ¡Sígueme! El objetivo del llamado es seguir a Jesús. Felipe encuentra a Natanael y habla con él sobre Jesús: «Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la Ley y también los profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret». Natanael pregunta: «Pero, ¿puede salir algo bueno de Nazaret?».


En su pregunta se ve la rivalidad que existía entre las pequeñas aldeas de la región: Caná y Nazaret, según la enseñanza oficial de los escribas, el Mesías vendría de Belén en Judea. No podía venir de Nazaret en Galilea (Juan 7:41-42). Felipe da la misma respuesta que Jesús había dado a los otros dos discípulos: «¡Ven y verás!» Cuando las personas se convencen, encuentran, experimentan y comparten, dan testimonio.


Jesús ve a Natanael y dice: «¡Ahí viene un verdadero israelita, sin falsedad!» Y afirma que ya le conocía, cuando estaba debajo de la higuera. ¿Cómo es que podía ser un «auténtico israelita” si no aceptaba a Jesús como Mesías? Natanael «estaba debajo de la higuera». La higuera era el símbolo de Israel. Israelita auténtico es aquel que sabe deshacerse de sus propias ideas cuando percibe que no concuerdan con el proyecto de Dios. El israelita que no está dispuesto a esta conversión no es ni auténtico, ni honesto. Él esperaba al Mesías según la enseñanza oficial de la época (Juan 7:52). Por esto, inicialmente, no aceptaba a un mesías venido de Nazaret. Pero el encuentro con Jesús le ayudó a percibir que el proyecto de Dios no siempre es como la gente se lo imagina o desea. Él reconoce su engaño, cambia idea, acepta a Jesús como Mesías y confiesa: «¡Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!». Quien sea fiel, verá el cielo abierto y los ángeles que suben y bajan sobre el Hijo del Hombre. Experimentará que Jesús es la nueva alianza entre Dios y nosotros, los seres humanos.


“El amor verdadero se pone en acción”.

 

DOMINGO 23 DE FEBRERO


YA SE ACERCA EL FIN

• 1 Pedro 4:1-11 •


…de todas las cosas (V. 7)


Hoy vivimos un mundo sin valores, sin temor a Dios, a lo bueno se le dice malo y a malo se le dice bueno; por esto, los creyentes, debemos estar preparados, expectantes a la venida del Señor Jesucristo. Esta porción de la Palabra nos alerta sobre esto. Nos muestra cómo se ha predicado a muchos que, decidieron seguir muertos en sus pecados y a otros que eligieron ser llamados hijos de Dios. Nos invita a ser sabios en el conocimiento de las Escrituras y ser sobrios en el actuar. Para todos vendrá un juicio: los muertos, serán juzgados como hombres; los vivos en Cristo, como hijos de Dios, en cuanto a la recompensa que recibirán o no por lo que han vivido para Dios.


Nos advierte que ya es suficiente de seguir haciendo lo que le agrada al mundo, es decir, si somos hijos de Dios, no podemos seguir andando en pecado, debemos abandonarlo (V. 3). El tiempo se acorta, se acerca el fin. La Palabra nos insta a predicar a los que no conocen al Señor. Todos deben escuchar las buenas nuevas de salvación. Algunos oirán y se arrepentirán. Otros, seguirán apegados a sus hábitos, bienes y pecados.


Pero tú, ¿estás viviendo una vida para Cristo? ¿Estás compartiendo de Jesús a aquellos que andan muertos en vida? Los versículos del 8 al 11 nos muestran exactamente lo que debemos hacer: 1. Permanecer sobrios en oración. 2. Manifestar verdadero amor por la iglesia, pues este amor ágape, cubrirá multitud de pecados. 3. Ser amigo, ayudar al que lo necesita, sin queja ni murmuración. 4. No olvidar que todo lo hemos recibido por gracia, de manera que debemos procurar servir a todos y en todo lo posible. 5. Esperar ansiosamente la venida del Rey.

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