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Lecturas del 11 al 17 de Mayo

Actualizado: 11 may 2020



LUNES 11 DE MAYO


NUESTROS CUERPOS TERRENALES

• 2 CORiNTiOS 5:1-10 •

Pablo evidencia la diferencia de nuestros cuerpos terrenales y nuestra resurrección futura del cuerpo. Afirma con claridad que nuestros cuerpos mortales nos hacen gemir, pero cuando muramos no seremos espíritus sin cuerpo. Tendremos nuevos cuerpos que serán perfectos para nuestra vida eterna. Pablo escribió esto porque la iglesia de Corinto estaba en el corazón de la cultura griega y muchos creyentes tenían dificultad con el concepto de la resurrección del cuerpo. Los griegos no creían en la resurrección corporal. La mayoría consideraba la vida venidera como algo relacionado sólo con el alma, la persona real, presa en un cuerpo físico.


Las Escrituras no dan muchos detalles en relación de cómo serán nuestros cuerpos resucitados, pero lo que sí sabemos es que serán perfectos, sin enfermedades, epidemias o dolor. El Espíritu Santo en nosotros es nuestra garantía de lo que Dios nos tiene reservado, un cuerpo revestido y eterno, que nos dará al resucitar. ¡Tenemos eternidad en nosotros mismos ahora! Esta esperanza debiera darnos un gran ánimo y paciencia para enfrentar todo lo que debamos experimentar. Pablo no temía morir porque estaba seguro de que pasaría la eternidad con Cristo. Naturalmente, enfrentar lo desconocido origina ansiedad y dejar partir a los seres queridos duele profundamente, pero si creemos en Jesucristo podemos poseer la misma esperanza de Pablo de que tenemos vida eterna con Cristo.


Deje que esta esperanza le dé confianza. Si bien la vida eterna es un don gratuito basado en la gracia de Dios, cada uno de nosotros será juzgado por Cristo. El don de la gracia de Dios en la salvación no nos libra de la fiel obediencia. Todos los cristianos deben rendir cuentas por la forma en que vivieron.


Su vida en esta tierra tiene que ser significativa, que se proyecte hacia un propósito eterno, porque será una vida que continúe después de esta vida, en la eternidad, con el Señor Jesucristo.


 

MARTES 12 DE MAYO


EL HIMNO MÁS BELLO

• SALMOS 96 •


Durante el mundial de fútbol celebrado en Rusia en al año 2018, el diario británico The Telegraph publicó un ranking de los himnos nacionales más hermosos. Este periódico ubicó en el primer puesto a La Marsellesa, el himno nacional de Francia, y en segundo lugar al himno de Colombia. Aunque ambas composiciones se destacan por su estética y vigor, hay que reconocer que ni Francia ni Colombia son los pueblos con los himnos más bellos, este honor realmente corresponde al pueblo de Dios.


El himno más bello es el que brota de los corazones agradecidos por la misericordia diaria del Señor. Así lo describe el Salmo 96: “…fuerza y belleza llenan su santuario” (V. 6). Ese santuario son nuestras propias vidas cuando las llenamos de alabanzas a Dios.

El salmista nos llama a alzar la voz y entonar el himno de la suprema alabanza a nuestro Salvador: “Canten al Señor, alaben su nombre; cada día anuncien las buenas noticias de que él salva” (V. 2).


El nuestro es un himno de alegría por ver al Señor obrar a favor de Sus hijos. La belleza de nuestra alabanza no radica en una voz afinada ni en un instrumento bien interpretado, más bien se basa en la verdad de que “¡Grande es el Señor! ¡Es el más digno de alabanza!”

(V. 4).


Sin importar las circunstancias que estemos viviendo, independientemente de lo que digan nuestras emociones, aceptemos el llamado de este Salmo y empecemos a alabar a Dios hoy y siempre por Su carácter y Sus obras.

Los himnos más bellos no son los que se cantan en el mundial sino frente al Trono; no son lo que se entonan con trompetas sino con el espíritu, no son los que se acompañan con la mano en el corazón sino con el corazón en las Manos de Dios.


 

MIÉRCOLES 13 DE MAYO


ABUNDANCIA ESPIRITUAL

• EFESiOS 1:3-14 •

Hemos sido llenos de un propósito que da sentido a nuestro existir, y somos hechos hijos suyos por medio de Cristo como cumplimiento de Su voluntad.


Lo anterior sólo despierta en nuestro corazón alabanzas por Su magnificencia, por esa gracia de la cual hemos sido hechos partícipes y que fue concedida en Cristo para redención y salvación de nuestras almas.


La sangre fue el precio que debió ser pagado para que la redención tuviera efecto sobre el hombre, es entonces, cuando podemos disfrutar del perdón de nuestros pecados y, conforme a la gracia, comprendemos, entendemos y aplicamos la verdad a nuestras vidas.

Conocer el misterio de Su voluntad no hubiese sido posible sin la revelación de Cristo, nuestra identidad. La muerte en la cruz, y la resurrección cumplieron el propósito divino establecido en Cristo. Dios ha unido cielos y tierra en Cristo, todo ha sido consumado mediante Su obra redentora.

Él ha provisto un camino que se encuentra abierto para todo aquel que, tocado por Dios, pueda dejar su ego, para descubrir su naturaleza divina en Cristo.


Nuestra herencia es espiritual y eterna, no es para un mañana, está disponible aquí, ahora y por siempre a los que creen, como parte del designio de Su grandiosa voluntad para el hombre.

Finalmente, para este tiempo (PANDEMIA) de miedo y ansiedad, al oír y creer, el Espíritu Santo de Dios sella nuestras vidas y da cumplimiento a la promesa de la vida eterna.


El Espíritu Santo es prenda de garantía para que la redención, mediada por Jesús, obre en nuestros corazones para ser santificados y perfeccionados en Cristo, para dar gloria a Dios.


 

JUEVES 14 DE MAYO


¿EN DÓNDE ESTÁ VUESTRO TESORO?

• MATEO 6:19-22 •


El Señor nos advierte que todos los tesoros que hagamos en esta tierra están destinados a perecer, a ser consumidos. En los tiempos antiguos la ropa era considerada una de las mayores posesiones, de hecho, la mayoría de las personas sólo tenían un par de vestidos completos, pero los ricos sí tenían una gran cantidad de ellos, por tal motivo las prendas de vestir eran codiciables; el vestido era considerado un alto tesoro en ese tiempo.


“Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla” (Santiago 5:2); las riquezas terrenales están expuestas a ser corroídas por el orín y muchas posesiones materiales están condenadas también, a sufrir los efectos de la corrosión y no hay forma de detener este proceso. Contrario a lo que el mundo enseña, Jesús dice que los verdaderos tesoros son los espirituales. ¿Dónde está vuestro tesoro? preguntaría Cristo. Los antiguos judíos creían que cuando alguien daba limosna, guardaba tesoros en los cielos.


En la vida cristiana, Dios nos ofrece Su salvación gratuitamente; sin embargo, los tesoros espirituales son eternos, jamás los perderemos si perseveramos hasta el fin. Como cristianos debemos aprender a reconocer el gran valor que hay detrás de todo lo espiritual; los dones espirituales, los frutos del Espíritu Santo, nuestro servicio en la obra. La salvación de nuestra alma constituye un gran tesoro para nuestra vida, pero eso no termina aquí, el mismo Jesucristo Salvador ha prometido recompensar nuestra fidelidad.


La visión espiritual es nuestra capacidad de entender con claridad lo que Dios quiere hacer y que veamos el mundo a través de Sus ojos. Sin embargo, esta visión espiritual puede ser fácilmente opacada por los deseos, intereses y metas egoístas que bloquean nuestra mirada. Servir a Dios es la mejor forma de restaurarla, pues, el buen ojo es el que mira a Cristo.


Recuerda que las posesiones terrenales están expuestas a ser corroídas, más las espirituales jamás nos serán arrebatadas.


 

VIERNES 15 DE MAYO



HACEDORES DE LA PALABRA

• SANTIAGO 1:19-27 •


NO AMEÍS AL MUNDO, NI LAS COSAS QUE ESTÁN EN EL MUNDO (V. 15)


Cuando hablamos demasiado y oímos poco, comunicamos que nuestras ideas nos son más importantes que las de ellos. Santiago sabiamente aconseja revertir ese proceso, “rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse” (V. 19); sepamos escuchar, porque ahí no obra la justicia de Dios. Por eso, alguien dijo: “Enchufe el cerebro antes de hablar”, controle cuánto habla y también cuánto oye.


No culpemos a Dios, si estamos sometidos a pruebas, mejor, estemos atentos para aprender lo que nos enseña a través de ellas. Separemos y desechemos los pecados del pensamiento y del afecto y, los pecados del hablar y del hacer; rindámonos a la Palabra de Dios con mentes humildes y dóciles a la enseñanza. La Palabra de Dios busca hacernos dignos para salvación.


Es muy importante conocer la Palabra de Dios, pero lo es mucho más obedecerla. Al oír la Palabra miramos dentro de ella en busca de consejo y guía, y cuando la estudiamos, se vuelve nuestra vida espiritual. Los que se mantienen en la Ley y la Palabra de Dios son y serán bendecidos en todos sus caminos. Su recompensa de gracia en el más allá estará relacionada con su paz y consuelo presente. El hombre no es bendecido por sus obras, sino en su obra. No es hablar sino andar lo que nos llevará al cielo. Cristo se volverá más precioso para el alma del creyente, que, por Su gracia, se volverá más idónea para la herencia celestial.


Somos salvos por la gracia de Dios, somos libres para vivir como Él se propuso al crearnos, pero no somos libres para hacer lo que nos plazca porque somos libres es para obedecerlo: ”guarda tu lengua del mal y tus labios de hablar engaño” (Salmos 34:13).


No seas “oidor olvidadizo sino hacedor de la obra” (V. 25)


 

SÁBADO 16 DE MAYO


¿QUÉ QUIERE DIOS DE TI?

• DEUTERONOMiO 10:12-22


¿Qué requiere el Señor tu Dios de ti? Sólo requiere que temas al Señor tu Dios, que vivas de la manera que le agrada y que lo ames y lo sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma.


Para lograr esta respuesta en tu vida es necesario como primera medida colocar a Jesús como el principal fundamento de tu vida, como se refleja en 1 Corintios 3:11: “Nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo”.


Como segundo lugar, es tener el valor de permanecer firme, es hacer y decir cuando otros dicen que no puedes, y también tener valor para no pensar como los demás, no dejarse influenciar por otros, tú eres llamado por Dios para influenciar. 1 Corintios 16:13-14: “Manténganse alerta, permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. Hagan todo con amor”.

Recuerda, es muy importante aprender a amar a Dios y a tu prójimo como a ti mismo. La vida no se trata sólo de ti, pues el mundo quiere recompensar tu éxito, tus logros, tu apariencia y tus adquisiciones, pero la clave de tu grandeza está en el servicio hacia los demás, pues todos han sido llamados al servicio a Dios en su ocupación y con su vocación.

Quiero aclarar que la ocupación es el trabajo, el estudio, en fin, lo que se desarrolla en la vida diaria. La vocación es el llamado que se recibe de Jesús para el cumplimiento de la Gran Comisión.

Independientemente de lo que desarrolles, hazlo todo como lo describe Colosenses 3:23: “Cuando hagan cualquier trabajo, háganlo de todo corazón, como si estuvieran trabajando para el Señor y no para los seres humanos”.


Oración: Señor, hoy pongo mi vida y cada cosa que realizo en ella para que sea testimonio de que Tú estás conmigo. Jesús, mi petición es que otros pueden verte a Ti en cada cosa que realizo en mi vida, para cumplir el propósito de anunciar las buenas nuevas: que Tú moriste por nosotros, para darnos vida eterna. Gracias, amén.


 

DOMINGO 17 DE MAYO


LA CLAVE PARA AMAR AL PRÓJIMO

• 1 JUAN 4:15-21 •


…el que ama a Dios, ame también a su hermano. (V. 21b)


El mundo ha desvirtuado el amor entregado por Dios y lo ha convertido en un sentimiento vano. Pero el amor que nos es entregado por medio del Espíritu Santo cuando conocemos a Jesucristo, es un amor sin condición y es una parte esencial en la vida del creyente, pues debemos amar por decisión. Amamos a Dios porque Él nos amó primero. Pero es necesario que conozcamos y creamos en Su amor. Una vez que lo conocemos y creemos en Su amor, debemos aceptarlo, hasta convencernos de que nada nos separará de Su amor (Romanos 8:35-39).

Debemos tomar el Amor que Dios nos ofrece, pero a veces este Don del Padre se recibe de manera errada: a) Con prepotencia, creyéndose más que los demás (Gálatas 6:3). b) Con temor, pensando que no pueden ser perdonados por Dios (V.18). c) Con maldad, pretendiendo que pueden hacer lo que les parezca (Romanos 6:1-2).


Lo Dios espera de nosotros es correspondencia al Amor que nos ofrece, viviendo una experiencia real con Él, una vez que conocemos y creemos que Él es amor, que así permanecemos en Él y entonces persistimos en ese amor, sin temor, sin duda y amando a TODOS los demás, de la misma manera que Él nos amó.


Cuando se acepta el maravilloso Amor de Dios, somos conscientes de que Él nos recibió, sin que lo amáramos, sin que lo aceptáramos, sin merecerlo. Es la forma en que Él nos pide que permanezcamos en Su amor, aceptando a los demás, aunque no aprobemos lo que hacen. Debemos amar a los demás, aunque no nos muestren amor, aunque no aprobemos su forma de vivir. Reconocer el amor de Dios por nosotros, ES LA CLAVE para amar a otros (V. 21).


Por tanto, recíbanse unos a otros, como también Cristo nos recibió,

para la gloria de Dios (Romanos 15:7)

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