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Lecturas de 18 al 24 de Noviembre

Actualizado: 20 nov 2019



LUNES 18 DE NOVIEMBRE


TOMA TU CRUZ Y SÍGUEME...

• LUCAS 9: 21 - 27 •


Jesús pidió a los discípulos no decir que era el Cristo, porque ninguno lo entendería. Todos esperaban al Mesías como un Rey conquistador. Jesús empieza a enseñar de manera clara y específica acerca de lo que iba a ocurrir y lo que debían esperar, a fin de que no se sorprendieran cuando esto sucediera. Explicó que no sería el Mesías, porque antes tendría que sufrir, morir y resucitar. Pero que un día regresaría para restablecer su Reino eterno.


El cristiano que sigue al Señor imita su vida y obedece sus mandamientos. Hay, al menos, tres condiciones que debe cumplir el que quiera seguir a Jesús:


i) Estar dispuesto a negarse a sí mismo, ii) llevar su cruz y iii) dar su vida.


Todo lo demás es superficial, sólo palabras. Los discípulos de Jesús no deben usar su vida terrenal para su propio placer, deben gastarla sirviendo a Dios y a los demás.


Tomar la cruz significa llevarla hasta el lugar donde vamos a morir. Debemos negar nuestros deseos egoístas, usar tiempo y elegir el camino tomando en cuenta a Cristo. Si esta vida es lo más importante para usted, no hará nada que ponga en peligro su seguridad, salud o comodidad. En cambio, si para usted seguir a Jesús es lo más importante, quizás se halle en lugares inseguros, insanos e incómodos. Enfrentará la muerte, pero no temerá, porque sabe que Jesús lo resucitará a la vida eterna.


Nada material compensa perder la vida eterna. Cuando Jesús manifestó que algunos no morirían sin ver su Reino, se refería a:


(1) Pedro, Jacobo y Juan que serían testigos de la transfiguración ocho días después, o en un sentido más amplio, (2) a todos los que serían testigos de su resurrección y ascensión, o (3)todos los que tomarían parte en la extensión de la Iglesia después del Pentecostés.


 

MARTES 19 DE NOVIEMBRE


VALORA LA VIDA SABIA ANTE DIOS Y EL HOMBRE

• PROVERBIOS 31: 23 •



Dios nos habla como a jóvenes por nuestro bien; los pasos en el camino de la vida muestran una nueva responsabilidad. Sale de su hogar, enfrenta la vida, en la que se pone en un contacto directo con la realidad. Se le da el consejo de que sus pasos sean ordenados según lo que dice la Palabra de Dios. La sabiduría está personificada en el Señor Jesucristo: “por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría”. El joven, en realidad, necesita a Cristo.


Que tu corazón guarde mis mandamientos. Eso es algo más que simplemente someterse a una

obligación. Se oye tanto decir que es nuestra obligación como creyentes hacer esto o aquello.

Bueno, no es nuestra obligación. Es nuestra devoción amorosa a la voluntad de Dios.


Jesucristo estaba reunido con los Suyos en el aposento alto; ¿recuerda usted cómo habló con ellos? Lo hizo de una manera cariñosa, íntima y personal, de cosas que Él no había revelado antes. Él les dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a Él, y haremos morada con Él. Así que, no lo consideremos una obligación. Jesús quiere que difundamos Su Palabra, sembrando la semilla, por amor.


La Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio del Señor Jesucristo. ¿Qué es la misericordia? Es gracia, es más que amabilidad. Misericordia y verdad, se aconseja al joven escribirlas en su corazón. «Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres».


Dios es absolutamente confiable. Su carácter hace que le sea imposible

mentir. Su sabiduría es tan grande, que Él jamás puede cometer un

error. ¡PODEMOS CONFIAR EN NUESTRO DIOS! Una relación con Dios

es exactamente eso. ¡UNA RELACIÓN! Su invitación es muy clara y simple:

“Ven y habla conmigo”


 

MIÉRCOLES 20 DE NOVIEMBRE

¿ESTÁS APRENDIENDO A CONTENTARTE?

• FILIPENSES 4: 10-20 •

Contentarse no es fácil para el ser humano, lo natural en nosotros son las quejas, el enojo, las

comparaciones porque él tiene más que yo, o porque le dan más que a mí, los jóvenes no están conformes con sus cuerpos, se quieren operar para tener más de esto y de aquello, la nariz es muy grande, los labios son muy pequeños, etcétera. Todo lo anterior se llama ingratitud.


El contentamiento es algo que se aprende y quiero resaltar las palabras de Pablo: “He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación”. Esto no es tan fácil como parece, pero para empezar debes hacerlo con agradecimiento, porque la vida es como una montaña

rusa, unas veces estamos arriba y en otras ocasiones abajo. Pero no olvides que cualquier situación de la vida te ayuda para tu bien, porque forman en ti el carácter de Jesús en tu vida.


Lo segundo es que, ante las difíciles circunstancias que la vida te presenta pregúntate: ¿Qué haría Jesus? Y estoy convencido que el Espíritu Santo te revelará la respuesta por medio de su Palabra, es decir, que te guiará a un versículo de la Biblia que será tu esperanza para esos momentos. Esto sólo sucederá si lees Su palabra.


No olvides, en esa difícil circunstancia por la que estés pasando que, Jesucristo te da fuerzas para adaptarte a cualquier situación porque Su palabra dice que:«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13).


Ahora también debes ser generoso y la generosidad la debes colocar en práctica, ayudando a quienes estén más necesitados que tú, porque aunque no lo creas los hay.


La persona que invierte, ayudando al necesitado y apoyando, es la persona que verá suplidas sus propias necesidades. Por eso, Pablo les cita la promesa: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús».


 

JUEVES 21 DE NOVIEMBRE

DIVULGUEMOS LA PALABRA DE DIOS

• 2 REYES 12: 1-18 •


Cuando tiene lugar una renovación espiritual, surge una nueva alegría en la Iglesia. Habrá un nuevo amor. Sin embargo, en primer lugar, tiene que haber un retorno a la Biblia. Un regreso a la Palabra de Dios, que es lo que produce todos los grandes movimientos espirituales.


Joás comenzó a reinar siendo un niño de siete años y continuó hasta que tenía cuarenta y siete años. Su madre era Sibia de Beerseba. Recordemos la frecuencia con la que los nombres de las madres se mencionan, porque ellas influyeron mucho en sus hijos. Joás sin duda fue instruido en la Ley de Dios. Lo que necesitamos hoy son hombres instruidos en la Palabra de Dios y que conozcan a Dios. Necesitamos una renovación que sólo nos puede venir, mediante Su palabra.


La renovación no significó que todos se hubieran vuelto a Dios. Muchos todavía sacrificaban y quemaban incienso en los lugares altos. Incluso entre los sacerdotes, quienes no habían experimentado realmente una renovación. Pero no cesaban de enseñar volver a Ley de Dios (Su Palabra).


Concluimos, que Joás reinó por 40 años e hizo lo recto ante los ojos del Señor. Restableció el

culto divino y reparó el templo, con diligencia en la administración de los recursos; vemos también que, los sirios tomaron a Gat y Joás toma de los recursos para entregarlo a Hazael, rey de Siria, a fin que se alejara de Jerusalén.


Nosotros debemos experimentar a través de la Palabra de Dios, ese mover de la vida espiritual todos los días. Hace algunos años el Dr. Griffith Thomas dijo: «No veo en ninguna parte de las Escrituras una renovación de la verdadera Iglesia, que sea contraria a la Voluntad de Dios».


Hagamos nuestra parte para DIVULGAR la Palabra de Dios y Que Él pueda llevar a cabo una

obra real de gracia en este tiempo.

 

VIERNES 22 DE NOVIEMBRE

DIOS ES MI REFUGIO

• SALMOS 9


(Vs. 1-3): Alabar es manifestarle a Dios nuestra gratitud y reconocimiento. Es decirle «gracias»

por cada uno de los aspectos de su naturaleza divina. Nuestra actitud interna se vuelve una expresión externa. Al hacerlo, nos ayudamos al ampliar así nuestra visión de quién es Él. (V. 4) Dios es nuestro vindicador (alguien que nos limpia de las críticas y nos justifica ante los demás). En la vida, enfrentarnos muchas injusticias: Nos pueden acusar falsamente, nos pueden interpretar mal, nuestro trabajo puede no ser debidamente recompensado, nuestras ideas pueden ser ignoradas.


Aun en las dificultades alaba a Dios, no sólo de labios sino “con todo el corazón”. No es fácil alabar a Dios cuando uno está siendo atacado por el enemigo. David lo hace porque Dios es el centro de su vida. Fijarse en las maravillas que Dios ha hecho evoca adoración en el corazón del creyente. Dios nunca desampara a aquellos que le buscan, Dios no ha prometido que si confiamos en Él nunca experimentaremos una pérdida, ni un sufrimiento; lo que Él nos enseña es que, Dios mismo estará con nosotros, nunca nos dejará, no importa lo que suceda.


El refugio o fortaleza es el lugar de seguridad cuando vienen ataques de los enemigos. Dios es tal refugio para los angustiados. ¿Quiénes encuentran este refugio? Los que buscan, y conocen, y confían en Dios. (V. 11) Dios no sólo vive en Sión. Él está en todos lados en todo momento. (Vs. 12, 13, 14): Todos queremos que Dios nos ayude cuando tenemos problemas.

Algunos quieren la ayuda de Dios para tener éxito y agradar a otras personas. Otros quieren que Dios los ayude para estar cómodos y sentirse bien consigo mismos. Sin embargo, David quería que Dios lo ayudara para que fuera restaurada la justicia en Israel y para poder mostrarles a los demás el poder de Dios. Cuando usted le pida ayuda a Dios, considere sus motivos. ¿Es para ahorrarse dolor o vergüenza, o para dar gloria y honor a Dios?


Gracias Señor por ser mi refugio y ayudarme en mis angustias.

 

SÁBADO 23 DE NOVIEMBRE

EL DESTINO DEL IMPÍO

• SALMOS 10 •


Martín Lutero dijo: “No hay, a juicio mío, un solo Salmo que describa la mente, las costumbres, las obras, las palabras, los sentimientos y el destino del impío con tanta propiedad, plenitud y luz como este Salmo”. David expresa su necesidad personal...


“¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación? Con arrogancia el malo persigue al pobre”.


La tribulación es el tiempo para afirmar nuestra confianza en Dios. David se siente desolado por la maldad que le rodea y clama al Señor en busca de respuesta. Luego denuncia la necedad de los pecadores...


“El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos. Sus caminos son torcidos en todo tiempo... Dice en su corazón: No seré movido jamás; nunca me alcanzará el infortunio”.


Como contraste David declara la Naturaleza de Dios... “Levántate, oh Jehová, alza tu mano... A ti se acoge el desvalido; Tú eres el amparo del huérfano... Jehová es Rey eternamente y para siempre... El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído...”; pide a Dios que se manifieste a favor de su pueblo apelando:


• A la grave afrenta de los pecadores contra Él.

• A la dependencia de los pobres en Él.


Al final dice: “A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra” (V. 18). Se refiere al hombre hecho de tierra por la Mano de Dios. Alguien dijo en referencia a esta frase: “El que nos protege es el Dios de los Cielos; el que nos persigue es el hombre de la tierra”.


(Lucas 6: 45) “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo

bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo;

porque de la abundancia del corazón habla la boca”.

 

DOMINGO 24 DE OCTUBRE

¿SERÁ QUE DIOS NO ESCUCHA?

• SALMOS 28


¿Acaso no habrá de oír el que ha hecho los oídos? (Salmos 94:9)


Es probable que, en algún momento de nuestras vidas, hayamos sentido que Dios no escucha nuestro clamor. Es posible que esté pasando por circunstancias por las que ora y ora y no tiene respuesta. El salmista también se sintió así, pero nunca dejó de clamar y presentar su petición.


De un clamor profundo pasa a una alabanza plena, reconociendo que Dios es la Roca, que es en Él en quien puede afirmarse y que sin Él estaría como muerto sin esperanza. A través del silencio de Dios debemos aprender a esperar y confiar en Él, a persistir en la oración y el clamor, a no desfallecer pues es nuestro escudo y fortaleza.


Esperar el tiempo de Dios nos enseña paciencia, confianza, seguridad en la protección del Padre y saber que Él siempre nos escucha, debe llevarnos a interceder por los que amamos, por la iglesia que es la preciosa y valiosa heredad del Creador.


Dios entregó a su Hijo, como la Roca, el soporte y refugio, como el Pastor, que nos cuida y guía, quien nos provee de todo en lo material y espiritual. David no se rendía, sabía en Quien creía, confiaba, esperaba y alababa.


¿Ha desistido de orar por algo, creyendo que Dios no le escucha? Persista, retome su clamor e intercesión, pidiendo en la buena, agradable y perfecta Voluntad de Él, pues su respuesta llegará cuando sea el tiempo de contestar su petición. Si responde, alabe y si aún no lo hace, alabe.

...en él confió mi corazón y fui ayudado (V. 7)

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