Proverbios 11:1-10
Comienza, este capítulo, señalando la corrupción en el comercio, cuando las cosas no se vendían de acuerdo con el peso o cantidad establecidos, a pesar de que, en Lev. 19:35-36, el Señor les reclama ser justos en las medidas y en el peso; la medida engañosa es una abominación, algo rechazado e impuro. Mucha gente se vanagloria de sus actuaciones y se ensoberbece, pero al carecer de prudencia llega a ser desenmascarado en público.
El artículo 3 nos habla de dos características de los seres humanos: a) La integridad de los rectos los encaminará: El hombre o la mujer que vive con integridad -una vida digna y confiable, vivida sin vergüenza, ni secretos- es reconocido(a) como recto(a) y tendrá su integridad para encaminarlo(a) y, b) La perversidad de los pecadores. Pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos: Los caminos falsos y deshonestos de los infieles llevarán a la destrucción a quienes los practican.
V. 7. Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza; Y la expectación de los malos perecerá. V. 8. El justo es librado de la tribulación; Mas el impío entra en lugar suyo.
Estos versículos, contrastan los caminos de la vida, pero no pueden aplicarse a todas las personas en cualquier circunstancia. El pueblo de Dios tendrá problemas o luchas, pero la sabiduría de Dios, lo rescatará del peligro; mientras que, el impío se enredará en sus trampas. Aun si una persona buena sufre, puede tener la certeza que a la larga recibirá el regalo de la vida eterna.
Las palabras pueden ser armas o herramientas, destruyendo relaciones o edificándolas. A menudo es más fácil destruir que construir, utilizando más comentarios destructivos que edificantes. El entendimiento de una persona es muy limitado o lo pueden cegar prejuicios, impresiones erróneas o emociones, pero, los principios de un hombre honesto son permanentes, por lo tanto, su camino es claro.
Para ser un buen líder en casa, en la iglesia o en el trabajo, busque consejeros, acepte sus sugerencias y finalmente... tome su propia decisión.
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