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ACUÉRDATE DE TU CREADOR

• ECLESIASTÉS 12: 1-14 •

“Cuanto más sabio fue el predicador, tanto más enseñó sabiduría a la gente” (V. 9)

Salomón nos muestra que debemos disfrutar de la vida, pero que esto no nos exime de obedecer los mandamientos de Dios. Debemos buscar el propósito y el significado de la vida, que no se pueden encontrar en los logros humanos, reconocer la maldad, necedad e injusticia en la vida, y aun así, mantener una actitud positiva y una fe sólida en Dios.


Un día tendremos que pararnos delante de Dios y ser juzgados por lo que hicimos en esta vida. No podemos utilizar incongruencias, como excusas para no haber vivido adecuadamente. Para vivir bien necesitamos: 1. Reconocer que el esfuerzo humano separado de Dios es vanidad, 2. Colocar a Dios en primer lugar, 3. Recibir todo lo bueno como un regalo de Dios, 4. Darse cuenta de que Dios juzgará tanto lo bueno como lo malo, 5. Saber que Dios juzgará la calidad de vida de toda persona.

Salomón experimentó filosofía, sabiduría, placer, materialismo, vivió para sí egoístamente; buscó riquezas, pero la codicia en su corazón fue insaciable. No satisfecho, pudo decir: “no tengo en ellos contentamiento, nada debajo del sol puede satisfacer el corazón humano, volveos a Dios”.


Cuando nos toque partir, nuestros cuerpos regresarán al polvo. Sin el propósito de Dios, nuestro trabajo es en vano; sin el amor de Dios nuestro servicio es vanidad. Saber que la vida es vanidad y aflicción sin Cristo, motiva a la persona sabia a buscar al Señor primero, porque sin Él no tenemos nada.


La vida es un verdadero vacío; si la estamos viviendo para un aquí y ahora, descubriremos que todo lo que tenemos en la mano es un puñado de cenizas, pero que delante nuestro se encuentra una eternidad.


¡Oh, Dios, enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría, que es nuestro amado Jesucristo!
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